lunes, 22 de enero de 2018

MALASIA - KUALA LUMPUR

Y ya estoy en Malasia, emporio comercial y cruce de culturas: la malaya originaria, mayoritaria por poco y principalmente musulmana moderada; la china taoista y la india hinduista.


Esta mezcla ha dado al mundo la célebre y exquisita cocina malaya, uno de los grandes atractivos del país. Pero también tiene preciosas ciudades coloniales como Georgetown o Malacca (Patrimonios de la Humanidad de la UNESCO), montes, selvas y playas, y una buena parte de la bellísima isla de Borneo. En realidad es un pais muy parecido a su vecina Tailandia, pero sin su avalancha de turismo de masas: hay muy pocos turistas occidentales, casi todos son asiáticos. Mejor para mí!

Kuala Lumpur (o KL como la llaman sus habitantes), moderna, desarrollada y superlimpia, me recibe con una red excelente de baratisimo transporte público (hay una linea de buses gratuita que recorre los puntos de interés de la ciudad) y a pesar de ellos unos embotellamientos más que notables. Aunque llama la atención su calma y silencio: ni un claxon, ni un intento de escurrirse.... la gente es cordial y educadisima, y nunca falta quien me pregunta a dónde voy si me ven dudar por la calle.



Aquí estaré con las hermanas chino-malayas Doreen y Yihan (pronunciado Shan), amigas del Couchsurfing a las que aloje en mi casa hace años. Y menuda manera de devolverme el favor! Se pidieron los días libres en el trabajo, me llevaron a todas partes, y no me dejaron pagar ni un ringling (curiosamente, ellos les llaman «dólares»).


Con ellas (y a veces con el simpatiquisimo  marido de Doreen, Soon -pronunciado Shon-) me puse morada de fantástica comida y visité el comercialisimo centro y Barrio Chino de KL - paraíso de las marcas falsas.



El segundo día, tras un desayuno chino -fideos con cerdo asado- en un cafe cuyos amabilisimos dueños son los decanos del clan Foo, el apellido de mis amigas, fuimos en ferry a la isla Pulau Ketam (isla del cangrejo), el pueblo de pescadores más encantador que he visto en mi vida, con sus casitas llenas de color engalanadas para el Año Nuevo Chino que es dentro de un par de semanas, y en donde nos pusimos a tope de pescado y marisco: huevos revueltos con ostras, navajas al gengibre, langostinos, pescado asado... total!









Por la tarde visitamos el templo taoista más importante de la ciudad, el de Thean Hou, impresionante y conmovedor, acentuado por una enorme tormenta tropical. Me queda en la memoria una chica levantando su vela como una oración ante la tormenta, con el sonido de la lluvia y el olor a tierra mojada como fondo...






Al dia siguiente y tras un nuevo desayuno chino, gigantesco (dónde se meterán mis flacas amigas todas estas calorías?), vamos a las Batu Caves, un templo hinduista situado en unas enormes cuevas a las que se accede por unos empinadisimos 227 escalones. Hay que ir con cuidado!






Pero sobre todo hay que vigilar el robo por tirón de los numerosos ladrones al acecho: docenas de macacos, malcarados y resabiados, a la caza de las bolsas de plástico en las que saben que probablemente habrá fruta. Delante de mis narices le arrancan una de las manos a una pobre cria que.se queda llorando del susto... por lo visto la gigantesca estatua de Hanuman, el dios mono, les envalentona.


Tras disfrutar del templo, cogemos un autobús  y un teleférico para refrescarnos en las Genting Highlands, un gigantesco complejo comercial y de entretenimiento a 2000 metros de altitud. La vista de las montañas entre la niebla es preciosa, y aunque el complejo no es lo mío (aunque algunos montajes de luces y pantallas son totalmente Blade Runner), un poco mas abajo está el delicioso templo de las Chin Swee Caves con su espectacular pagoda, desde donde disfrutamos de una puesta de sol entre la niebla memorable.









Y con esto termino, de momento, mis dias en KL, experiencias, comidas y amistades estupendas! Malasia me encanta!



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