Después de un corto viaje en autobús, llego a Picton, puerta de la isla Norte: de aquí parten los ferries que atraviesan el bellísimo estrecho de Cook hacia Wellington en la isla Norte.
Pero Picton es mucho más que un puerto de paso: situado entre los Sounds de Queen Charlotte y Marborough, con el microclima más soleado de la isla Sur, el verde de las colinas y un mar azul increíble, es uno de los lugares más bonitos que he visto en este país, y un paraíso para senderistas y amantes de los deportes acuáticos.
Allí he disfrutado de una caminata preciosa al «Snout» (morro); un promontorio que se interna en el mar desde el mismo pueblo, con vistas increíbles desde los dos lados y amenizado en la punta por unas deliciosas focas juguetonas.
Además, no puedo dejar de mencionar uno de los mejores alojamientos del viaje: el Atlantis Backpackers. Situado al ladito del mar, en una casa antigua algo «atrotinada» pero llena de carácter, mil detalles denotan el cariño hacia los huéspedes: toda la casa está llena de color y maravillosos murales, toallas en forma de cisnes, muebles restaurados y pequeñas comodidades. Desayuno gratis, una gran tarta para todas cada tarde, y un buen rollo del personal que se contagia a los huéspedes. Estuve superbien!
Tras dos dias disfrutando del encanto de Picton, toca subir al cómodo ferry de Interislander hacia la isla Norte y la capital Wellington. Tres horas de hermosas vistas y vientos de hasta 100kms por hora (la tripulación tuvo que desalojar las cubiertas a medio viaje) y ya estamos en Wellington.
Llegando a Wellington:
Adiós Isla Sur, qué grandes recuerdos!
Pero Picton es mucho más que un puerto de paso: situado entre los Sounds de Queen Charlotte y Marborough, con el microclima más soleado de la isla Sur, el verde de las colinas y un mar azul increíble, es uno de los lugares más bonitos que he visto en este país, y un paraíso para senderistas y amantes de los deportes acuáticos.
Allí he disfrutado de una caminata preciosa al «Snout» (morro); un promontorio que se interna en el mar desde el mismo pueblo, con vistas increíbles desde los dos lados y amenizado en la punta por unas deliciosas focas juguetonas.
Además, no puedo dejar de mencionar uno de los mejores alojamientos del viaje: el Atlantis Backpackers. Situado al ladito del mar, en una casa antigua algo «atrotinada» pero llena de carácter, mil detalles denotan el cariño hacia los huéspedes: toda la casa está llena de color y maravillosos murales, toallas en forma de cisnes, muebles restaurados y pequeñas comodidades. Desayuno gratis, una gran tarta para todas cada tarde, y un buen rollo del personal que se contagia a los huéspedes. Estuve superbien!
Tras dos dias disfrutando del encanto de Picton, toca subir al cómodo ferry de Interislander hacia la isla Norte y la capital Wellington. Tres horas de hermosas vistas y vientos de hasta 100kms por hora (la tripulación tuvo que desalojar las cubiertas a medio viaje) y ya estamos en Wellington.
Adiós Isla Sur, qué grandes recuerdos!
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