Después de disfrutar de Tokio (a pesar de una despedida lluviosa y desapacible) cogemos un autobús hacia el Noroeste, al Valle del Kiso en las estribaciones de los Alpes japoneses.
Alli nos espera una parte de la Ruta del Nakasendo, la cuál cubría los más de 800 km entre Kioto y Tokio (entonces llamada Edo). Los correos imperiales contaban con 69 localidades donde repostar en su largo y peligroso camino. Algunos de estos pequeños pueblos de casas de madera se han restaurado; otros como el precioso Tsumago, se han mantenido casi intactos desde entonces gracias al esfuerzo de sus vecinos.
En la ruta del Nakasendo
!Cuidado, hay osos en la zona! Numerosas campanas para ahuyentarlos de tu camino
Bambusales
En la actualidad se ha recuperado la ruta para el senderismo, y pueblos como Tsumago, sin postes de electricidad ni farolas ni ningún signo de modernidad en sus calles principales y con numerosos minshukus (casas de huéspedes tradicionales) están renaciendo tras siglos de olvido.
En casa del señor Suzuki -toda una institución del Nakasendo- té, dulces e intercambio de canciones tradicionales
Nosotros cuatro caminamos la etapa más popular de la ruta entre Magome y Tsumago, y disfrutamos de la hospitalidad (y de la comida) de una de sus célebres posadas.
Precioso Tsumago, aire de otros tiempos
En el exquisito Minshuku Daikichi
La vista desde mi habitación
Comida de postín, incluyendo sashimi de caballo y saltamontes fritos con miel - bien ricos y crujientes!
Con la amabilisima dueña Kazuko
De camino a los Alpes
Alli nos espera una parte de la Ruta del Nakasendo, la cuál cubría los más de 800 km entre Kioto y Tokio (entonces llamada Edo). Los correos imperiales contaban con 69 localidades donde repostar en su largo y peligroso camino. Algunos de estos pequeños pueblos de casas de madera se han restaurado; otros como el precioso Tsumago, se han mantenido casi intactos desde entonces gracias al esfuerzo de sus vecinos.
En Magome, frente a nuestro alojamiento
En la ruta del Nakasendo
!Cuidado, hay osos en la zona! Numerosas campanas para ahuyentarlos de tu camino
Bambusales
En la actualidad se ha recuperado la ruta para el senderismo, y pueblos como Tsumago, sin postes de electricidad ni farolas ni ningún signo de modernidad en sus calles principales y con numerosos minshukus (casas de huéspedes tradicionales) están renaciendo tras siglos de olvido.
En casa del señor Suzuki -toda una institución del Nakasendo- té, dulces e intercambio de canciones tradicionales
Nosotros cuatro caminamos la etapa más popular de la ruta entre Magome y Tsumago, y disfrutamos de la hospitalidad (y de la comida) de una de sus célebres posadas.
Precioso Tsumago, aire de otros tiempos
La vista desde mi habitación
Comida de postín, incluyendo sashimi de caballo y saltamontes fritos con miel - bien ricos y crujientes!
Con la amabilisima dueña Kazuko
Y, por último, Tsumago de noche con la sola luz de las linternas. Momentazo!
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