Llegamos a Kioto desde Nagiso en los Alpes con el baratisimo pase JR Seishun 18: Todos los trenes y kms que quieras en un dia por 18 euros. Para distancias largas hay que cambiar de trenes varias veces ya que no sirve para los trenes mas rapidos, pero si no tienes prisa puedes disfrutar del viajar tal como lo hacen los japoneses, y ahorrarte el pastón de la trampa para turistas que es el Jr Pass.
En Kioto nos despedimos de Masato: a partir de ahora nos apañamos sólos. Y es bien fácil: gracias a Internet, al estupendo programa GPS offline Maps.me y a la exquisita amabilidad de los japoneses (quienes superan cualquier barrera idiomática, tiran de Google Maps para localizar lo que sea, y se apartan de su camino para acompañarte) moverte por tu cuenta en el Japón actual es coser y cantar, y muy divertido!
Llegando a Kioto en tren, con un frío que pela....
Acercándonos a nuestra casa de huéspedes Costa del Sol (tal cual!)
Afortunadamente, coincidimos con el precioso Festival de las Luces en el barrio tradicional de Higashiyama. Con la iluminación convencional apagada y sustituida por faroles japoneses, los numerosos templos y tiendas y restaurantes bellamente iluminados y abiertos al publico hasta tarde, y muchas actividades en las calles -músicas, pasacalles, exposiciones de Ikebanas...- los kiotenses (muy pocos occidentales) se echan a las calles, muchos con sus ropas tradicionales. Qué gozada patearse el barrio absorbiendolo todo!
En los días siguientes disfrutamos de un hermoso Kioto más tranquilo y tradicional que Tokio -se ven muchos kimonos por las calles-, con montones de templos, jardines y zonas antiguas para visitar, y afortunadamente aún no abrumado por las avalanchas de turistas que lo invaden durante las temporadas altas (con alguna excepción, como Arashijama en Domingo.
Y descubrimos un exquisito restaurante vegetariano (aleluya!) excelente a un precio fantástico, menú japonés completo con profusión de platitos por 10 euros. Quién dice que Japón es caro?
En Kioto nos despedimos de Masato: a partir de ahora nos apañamos sólos. Y es bien fácil: gracias a Internet, al estupendo programa GPS offline Maps.me y a la exquisita amabilidad de los japoneses (quienes superan cualquier barrera idiomática, tiran de Google Maps para localizar lo que sea, y se apartan de su camino para acompañarte) moverte por tu cuenta en el Japón actual es coser y cantar, y muy divertido!
Llegando a Kioto en tren, con un frío que pela....
Acercándonos a nuestra casa de huéspedes Costa del Sol (tal cual!)
En la recepción del Costa del Sol, salero japonés
Afortunadamente, coincidimos con el precioso Festival de las Luces en el barrio tradicional de Higashiyama. Con la iluminación convencional apagada y sustituida por faroles japoneses, los numerosos templos y tiendas y restaurantes bellamente iluminados y abiertos al publico hasta tarde, y muchas actividades en las calles -músicas, pasacalles, exposiciones de Ikebanas...- los kiotenses (muy pocos occidentales) se echan a las calles, muchos con sus ropas tradicionales. Qué gozada patearse el barrio absorbiendolo todo!
Niños de las escuelas informando sobre como disfrutar del fuego evitando sus peligros
En los días siguientes disfrutamos de un hermoso Kioto más tranquilo y tradicional que Tokio -se ven muchos kimonos por las calles-, con montones de templos, jardines y zonas antiguas para visitar, y afortunadamente aún no abrumado por las avalanchas de turistas que lo invaden durante las temporadas altas (con alguna excepción, como Arashijama en Domingo.
Y descubrimos un exquisito restaurante vegetariano (aleluya!) excelente a un precio fantástico, menú japonés completo con profusión de platitos por 10 euros. Quién dice que Japón es caro?

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