Desde Naha, un par de horas en ferry nos llevaron al Parque Nacional de las islas Kerama, al oeste de la isla Okinawa.Allí pasamos tres días en la principal de estas pequeñas islas, Zamami, con una excursión a la más próxima, Aka.
Recibimiento lluvioso...
...pero sol y aguas cristalinas al día siguiente
El pueblo y puerto de Zamami
Vistas y más vistas
Shisas (leones-perros protectores de los hogares) para todos los gustos
Este paraíso semitropical nos recibió con lluvia, pero al día siguiente ya se nos mostró en todos los maravillosos verdes de sus colinas, los blancos y dorados de sus playas, y sobre todo el increíble «azul kerama» de su mar. A pesar de que las temperaturas de agua y aire eran muy agradables tuvimos las playas casi en exclusiva, esta época aún se considera el final de la temporada baja. Mejor para nosotros!
Explorando la isla
Con un amable cazador de mariposas: las hay a miles!
En la playa de Furuzamami
El Minshuku Yadokari, donde nos alojamos, fue un gran descubrimiento. Pequeño y familiar, con un bonito jardin (mmm, las hamacas!) y una estupendisima comida okinawense a precios fantásticos: ya podían tomar ejemplo en la Costa Brava!
Pero lo mejor fue su gente: la gran Naho -siempre pendiente de nosotros- y los demás compartieron con nosotros montones de conversaciones y risas, a pesar de la gran barrera idiomática, y con ellos nos sentimos como en familia.
Con Naho (centro) y demás encantadores amigos del Yadokari
Y ésto era sólo el desayuno!
Aunque algunas texturas eran francamente exóticas: Arroz «chicloso» frito, divertido postre...
Y hay que mencionar el que hicieran exquisitas y trabajadas comidas vegetarianas para Josep Maria, lo que para un sitio tan pequeño debió ser todo un esfuerzo.
Excursión a la isla de Aka
Playa de Nishigahama
Tai chi en el Paraíso
Así pasamos unos días estupendos, caminando por verdes colinas, bañandonos en playas alucinantes y solitarias, y disfrutando de preciosas puestas de sol en la playa de Ama, a tres minutos a pie de nuestra casa okinawense.
Ama, nuestra playa vecina, y sus puestas de sol
No olvidaremos fácilmente los colores de Kerama ni la calidez de sus gentes!
Recibimiento lluvioso...
...pero sol y aguas cristalinas al día siguiente
El pueblo y puerto de Zamami
Vistas y más vistas
Shisas (leones-perros protectores de los hogares) para todos los gustos
Este paraíso semitropical nos recibió con lluvia, pero al día siguiente ya se nos mostró en todos los maravillosos verdes de sus colinas, los blancos y dorados de sus playas, y sobre todo el increíble «azul kerama» de su mar. A pesar de que las temperaturas de agua y aire eran muy agradables tuvimos las playas casi en exclusiva, esta época aún se considera el final de la temporada baja. Mejor para nosotros!
Con un amable cazador de mariposas: las hay a miles!
En la playa de Furuzamami
Pero lo mejor fue su gente: la gran Naho -siempre pendiente de nosotros- y los demás compartieron con nosotros montones de conversaciones y risas, a pesar de la gran barrera idiomática, y con ellos nos sentimos como en familia.
Con Naho (centro) y demás encantadores amigos del Yadokari
Y ésto era sólo el desayuno!
Aunque algunas texturas eran francamente exóticas: Arroz «chicloso» frito, divertido postre...
Y hay que mencionar el que hicieran exquisitas y trabajadas comidas vegetarianas para Josep Maria, lo que para un sitio tan pequeño debió ser todo un esfuerzo.
Excursión a la isla de Aka
Playa de Nishigahama
Tai chi en el Paraíso
Tuvimos suerte de encontrarnos a un Ciervo de Kerama, una rara especie endémica en tres de las islas
Así pasamos unos días estupendos, caminando por verdes colinas, bañandonos en playas alucinantes y solitarias, y disfrutando de preciosas puestas de sol en la playa de Ama, a tres minutos a pie de nuestra casa okinawense.
Ama, nuestra playa vecina, y sus puestas de sol
No olvidaremos fácilmente los colores de Kerama ni la calidez de sus gentes!

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