Hacia SAN FRANCISCO 4: De CRESCENT CITY a SANTA ROSA

A medida que vamos hacia el Sur se van abriendo más y más claros, y podemos disfrutar mejor del paisaje: bonitas puestas de sol en la playa de Crescent City; los preciosos y artísticos pueblos victorianos de Fortdale y Cloverdale; las primeras amapolas naranjas, flores oficiales de California....

Atardecer en Crescent City

Una leyenda americana: el leñador Paul.Bunyan y su toro azul Babe

Venados desde la carretera
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Monísimo Fortdale

Para cuando llegamos a Santa Rosa, ya cerca de San Francisco, la primavera y sus colores ya se han establecido. Aleluya!!!

 Cloverdale

 En Cloverdale: «En nuestra América  todas las personas son iguales; el amor gana; las.vidas negras importan;'inmigrantes y refugiados son bienvenidos; las discapacidades son respetadas; las mujeres mandan en sus cuerpos; el planeta y su gente se valoran más que el beneficio; se celebra la diversidad»

 Llegan las amapolas naranjas...

 Pero aún hay alguna sequoia...

 Santa Rosa

Hacia SAN FRANCISCO 3: SEQUOIAS en CALIFORNIA

Ya estamos en California, y durante los próximos cientos de kilómetros atravesaremos uno de los paisajes más espectaculares del planeta: los increíbles bosques de sequoias, auténticas catedrales vegetales. Hay algo en estos colosos de miles de años de vida, que apuntan directos hacia el cielo, rectos como velas, con escaso sotobosque que distraiga la atención, que hace que se hable en voz baja en su presencia.

Yo ya los había disfrutado antes, pero no en este impresionante número, tamaño  y extensión. No nos cansamos de verlos y admirarlos: el Parque Nacional de las Sequoias, los parques estatales de Jeddediah Smith (con su bosque de Stout, Endor en «El retorno del Jedi»), y Humbolt con su extraordinaria «Avenida de los Gigantes», entre otros, preservados para el futuro a base de continúas luchas ecologistas contra la voraz industria maderera...

En la Avenida de los Gigantes

Si alguna vez pasáis por la zona, no os los perdáis!!

Hacia SAN FRANCISCO 2: Costa de OREGÓN

La lluvia sigue acompañandonos mientras bajamos por la poderosa costa de Oregón. La lluvia y el viento le hacen ofrecer su cara más imponente, pero aún así es difícil imaginarsela en plan veraniego, soleado y playero.

En el bien llamado Cabo Foulweather (Cabo del Mal Tiempo)

Grandes campos de tojo (retama espinosa)

La América profunda asoma su fea y supuestamente humorística nariz de tanto en tanto (traducción del cartel; «Aquí las armas son bienvenidas: solicitamos que se mantengan enfundadas salvo en caso de necesidad, en cuyo caso apreciariamos una buena punteria sensata»)

El pequeño y recogido puerto pesquero de Salmon Harbor, en Winchester Bay nos ofrece una hospitalidad de otros tiempos y el pancake (de arándanos) más grande que he probado en mi vida; ¡no pude ni con la mitad!